El Tarot es mucho más que predicción o adivinación. El Tarot no es un chivato sino un instructor. Podemos ver en él el mundo, el universo, podemos vernos a nosotros mismos, a nuestras vidas representadas en cada una de sus etapas. Podemos conversar con sus figuras, preguntarles y respondernos, identificarnos con ellas. O tal vez dejarnos llevar a los paisajes que regentan, obtener sus objetos, su poder...Podemos meditar, proyectar, podemos cambiar nuestra visión y transformarnos. Podemos dibujar con el Tarot el camino del Árbol de la Vida, aplicar las enseñanzas de los planetas y sus relaciones con los signos del zodiaco, el simbolismo de los números, la magia de los colores. Podemos aprender a sacar lo que más se resiste en nuestra mente, lo latente, lo que no nos atrevemos a aceptar y lo que podemos conseguir, prometer y cumplir.